1、Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos1Dr. Hugo R BIANCHI.arPsicoanalista Miembro de la Sociedad Psicoanaltica del Sur.La idea extendida en algunos psicoanalistas, de la presencia creciente de nuevas patologas parece confirmarse por los informes presentados por la Organizacin Mundial de l
2、a Salud (OMS) (Brundtland, 2000) 2 que muestran, un crecimiento notable de las depresiones que alcanzaran un 23% del total de casos, seguido por el aumento de las llamadas organizaciones fronterizas que llegaran a un 20% del total de casos: casi la mitad de la morbilidad en Salud Mental estara repre
3、sentada por estas patologas. No parece que estas patologas sean verdaderamente nuevas, ya que en nuestra experiencia y en la literatura especializada podemos encontrar casos probables de patologas de borde hace ms de ciento veinte aos atrs i (Breuer y Freud, 1893). En cambio podemos coincidir en que
4、 pareciera haber ms consultas por esta causa, que en el pasado y tambin en que la ngulo que dibuja el aumento de consultas es muy empinado.Corresponde entonces hacerse la pregunta: Cul puede ser la razn de que estos trastornos aumenten? Qu cambios han sobrevenido en los ltimos diez aos que justifiqu
5、en la diferencia? Los dispositivos teraputicos inventados desde el siglo XIX hasta el presente que haban resultado tan eficaces para tratar las neurosis, hasta este momento no han modificado demasiado la pendiente del aumento descrito.Pienso que algunos de mis colegas psicoanalistas a partir de este
6、 momento podran desinteresarse del tema, es por ello que les aviso que pueden dejar de leer desde aqu. Algunos pueden pensar que lo que sigue es psicologa social otros que es simplemente sociologa, todos ellos, y ellas, que lo que sigue no es psicoanlisisY bueno tengo ganas de pensarlo y all voyLa i
7、mportancia que tiene la cultura en la construccin de la subjetividad no es un tema novedoso que haya que discutir, por lo que intentaremos buscar cuales son los elementos que han cambiado en la cultura en el siglo que se inicia, a fin de poder pensar en los nuevos efectos 1 Neruda Pablo: Veinte poem
8、as de amor y una cancin desesperada. Fragmento del poema 20.2 Gro Harlem Brundtland: “La salud mental en el siglo XXI” 1. Garfinkel PE, Goldbloom DS. Mental Health 1. Garfinkel PE, Goldbloom DS. Mental Health Editorial publicado en ingls en el Bulletin of the World Health Organization, 2000, 78 (4):
9、 411.culturales en la patologa. Es conveniente empezar por entender con que subjetividad se enfrent el psicoanlisis de los siglos XIX y XX, y qu encuentra ahora.Voy a ocuparme del dispositivo psicoanaltico inventado por Freud.La teora psicoanaltica desarrollada por Sigmund Freud (1930:76) ii nos hab
10、la del sufrimiento humano causado por tres fuentes: el cuerpo propio, los sufrimientos infligidos en su contacto con el mundo exterior, y por los vnculos con otros seres humanos. Los mecanismos que describi fueron localizados en dos grandes etapas, la primera y la segunda tpicas (Freud, 1950/1895; 1
11、923 ) iii iv. Ambas constituyen el mapa del lugar en el que ese sufrimiento tiene lugar. La primera tpica introduce, las nociones de conflicto v(Freud, 1894) y defensa, y muestran la emergencia de afectos, a veces excesivos, a veces, deformados que causan esos sntomas. La metapsicologa y la segunda
12、tpica permitieron esbozar los mecanismos de constitucin del ser humano con la represin originaria, y los efectos de la represin secundaria, ponindose el acento en los conflictos entre las instancias que llama el yo, el super-yo y el ello. La descripcin del ser humano que aport el psicoanlisis, es so
13、lidaria de la idea ya existente desde mucho tiempo atrs en la cultura de un yo provisto de una interioridad en la que ocurren estos conflictos, invisibles, en la profundidad, aspectos que no son conocidos por el otro, y a veces tampoco por el mismo sujeto y esta idea de pensar al ser humano como una
14、 criatura dotada de una profundidad insondable e intrincada, en cuya retcula sombra podra encontrar refugio la entidad enigmtica que conocemos como su yo, cuya memoria mantiene el recuerdo de personas queridas u odiadas, hechos vividos o fantaseados, proyectos, sueos, emociones diversas, miedos, amo
15、res, deseos conscientes e inconscientes, ambiciones, alegras, ideas de venganza. Todos los restos de las experiencias vividas o imaginadas, en fin. Nos suponemos capaces de develar ese contenido, pero esa tarea no resulta sencilla, el contenido es de una materialidad inasible, es fluido, de pronto s
16、e vuelve espectral. Est hecho de la materia de los sueos. Y est profundamente contenido dentro de la criatura que llamamos ser humano.Una fuente importante de esta concepcin tridimensional, en profundidad, del ser humano en la cultura podemos ubicarla en el cristianismo, no slo como religin sino com
17、o movimiento social y cultural.Ante la cada del imperio romano (476 d.c.) el cristianismo toma sobre s la responsabilidad de mantener, no los ideales de civilizacin que haba llevado hasta ese momento ese imperio. A partir de este momento se considera el comienzo de la Edad Media y el cristianismo de
18、sarrolla su poca de mayor crecimiento, pasando a ser una fuerza que trasciende los lmites del mismo imperio. A partir de los textos de Agustn de Hipona, tambin llamado San Agustn, propaga la fe e introduce la idea de la relacin del sujeto con Dios al interior del yo, desplazando el imaginario de un
19、dios localizado fuera del individuo. Tambin podemos hallar en los escritos de San Agustn (397/400) la idea del encuentro de la verdad en el interior del ser humano: en sus Confesiones aparecen los primeros ejemplos de la introspeccin e incluso las primeras exhortaciones a la prctica del autoanlisis
20、(Taylor, 1989).Ren Descartes retoma la lectura de sus textos en los siglos XVI y XVII, ya en el Renacimiento y sostiene que es en el interior del yo que se encuentran los valores morales, y no en ninguna enseanza de los semejantes. La trascripcin de una carta enviada por Descartes a Cristina de Suec
21、ia (Taylor, 1989), muestra la importancia que la interioridad alcanza sobre las referencias exteriores en la poca:“el libre albedro es lo ms notable que podemos tener porque en cierto modo nos asemeja a Dios y nos exime de ser sus sbditos y, por consiguiente, el buen uso de ello, es el ms grande de
22、todos nuestros bienes, adems, no hay nada que nos pertenezca tanto ni sea ms importante para nosotros. De esto se deduce que slo el libre albedro produce nuestros mayores contentos.” Cit en Fuentes del yo por Charles Taylor (1996).Olvidando estos orgenes y el contexto en el que se pens al ser humano
23、 como dotado de interioridad es que ese imaginario fue naturalizado y hasta los ltimos aos del siglo XX, esa idea form parte de nuestras experiencias cuando recordamos, leemos en silencio, meditamos, ya que lo hacemos imaginando una identidad que es interna. Si esta idea de un yo interior cambiase,
24、es posible que la subjetividad y la patologa tambin resultasen modificadas, como veremos ms adelante. Volviendo al psicoanlisis: Freud (1850/1895) vi, vii remarc el hecho de que el beb, al alimentarse, escupe lo que no le gusta y traga lo que le gusta, a partir de esa primera experiencia marcada por
25、 el placer y el displacer, el beb separa las nociones de interior y exterior. Luego podr separar la fuerza del deseo procedente del interior y la realidad que es exterior. Nuestros sentimientos, nuestras fantasas estn tambin ubicadas en una regin que pensamos interior. El inconsciente est pensado ad
26、entro, as como es interior el espacio de lo secreto. Incluso al hablar de un vnculo las prcticas que pertenecen con exclusividad a los miembros de la pareja son llamadas su intimidad, remarcando as la posicin interior que esa prctica tiene para cada uno. Esa ubicacin dentro-fuera determina nuestro l
27、enguaje y nuestra visin de la realidad, nuestras prcticas sociales toman esa definicin en cuenta, sin embargo, esta categora no es universal ni fue siempre as, pertenece a la tradicin occidental, no todo el mundo piensa de esta manera. Entre nosotros queda establecido que el interior del sujeto aloj
28、a la verdad y la autenticidad, nocin fundamental en la cultura moderna, con consecuencias en muchos campos.Esta perspectiva empapa una poca, ubica en ese interior al objeto del psicoanlisis, determinando su prctica: el uso del divn para que la histrica privada de la vista del analista se enfrente co
29、n su propio interior y su propio discurso, el pedido de la asociacin libre, la necesidad de penetrar en profundidad, de investigar la historia individual en tanto sucesin de hechos que han ocurrido all y que son causa de los malestares del presente, debindoselos buscar en el interior del psiquismo,
30、los sueos invencin enigmtica que atrajo el inters de Freud. La postulacin del inconsciente y su capacidad de interferir el curso de la razn dio por tierra con el enunciado central de la metafsica occidental cogito ergo sum 3; de esta forma la conciencia pas a ser una instancia capaz de sufrir incons
31、istencias o interrupciones por la accin del inconsciente.Al proponerse la imaginacin radical (Castoriadis,1974) viii , en tanto operacin inconciente, como fuente de las prcticas del sujeto, se comprendi como ste poda introducir cambios y generar situaciones creativas y novedosas. Esta teora pone el
32、acento en estas operaciones introduciendo el cambio en el interior mismo de la identificacin. El deseo inconsciente, al accionar en lo social constituye las prcticas sociales y funda los campos de la representacin y el lenguaje. Es as que en contacto con la red de las relaciones de poder correspondi
33、entes a cada poca, bajo la forma de impulsos y deseos, el deseo inconciente es matriz de la subjetividad. Siendo el inconsciente pensado como ncleo individual del sujeto, su expresin abarca la relacin con los otros sujetos, y con el campo de la realidad, territorio en el que operan los otros del suj
34、eto.Esta perspectiva muestra la construccin de la subjetividad integrada por la fuerza del deseo y el flujo continuo de informacin proveniente del interior, incluyendo la versin de cada uno acerca de su historia personal a travs de la memoria, y por otra parte, que no es menor, por los estmulos de l
35、a realidad exterior. El desarrollo introduce a los nios en la trama de la sucesin de instantes pasando de una perspectiva imaginaria del tiempo como momentos separados a una trama histrica, no menos imaginaria, en la que pasado, presente y futuro se suceden formando una cadena. Para ello el nio expe
36、rimenta la presencia y la ausencia y con ello la idea de que los otros no son manejables segn sus deseos. Para ello al nio se lo educa con un grado ms o menos importante de renuncia pulsional que le genera indudablemente cierto grado de malestar. La cultura, tambin fue edificada sobre el supuesto de
37、 la renuncia o postergacin pulsional. Principios como el del intercambio estn basados en la no satisfaccin (mediante sofocacin, represin, tcnicas de poder violentas o no de importantes juegos en los que interviene la pulsin. Este dictado de la cultura gobierna el vasto mbito de los vnculos sociales
38、entre los hombres. En el siglo XX, desde la posguerra asistimos a grandes debates que ponan en tensin la oposicin entre liberacin y alienacin, estos debates formaron parte de la subjetividad de las generaciones que, en diversos momentos estuvieron en contacto con este conflicto. La represin en senti
39、do extenso form parte de las problemticas sociales y tom partido en las luchas ideolgicas que separaban los sistemas sociales en conflicto. Hacia el fin del siglo XX, diversos historiadores sealan que la problemtica de represin versus liberacin se atena hasta casi desaparecer. Desaparicin que es un
40、tema importante para el 3 “Pienso, luego existo. Ren Descartes, filsofo nacido en la La Haya en 1596, incursion en las matemticas definiendo en sus obras (Discurso del mtodo) la definicin acerca del ser y la existencia que fundament la idea de sujeto en los siglos que siguieron.objetivo de nuestro t
41、rabajo, poner lmites, por extensin, en la actualidad se ha vuelto un tema impopular y pedir espera en cualquier campo genera mltiples protestas. Esto tambin forma parte de la subjetividad en estos aos.Coincidentemente con la disminucin de la discusin en el mbito social acerca de la represin, tambin
42、en la patologa se producen cambios que, como todo cambio social no abarca a todos los sujetos, sino que empiezan a insinuarse y a crecer. Empezamos a ver problemticas asociadas con la accin irreflexiva, con la impulsin. Junto con ella, las adicciones (alcoholismo, drogadiccin, violencia) empiezan a
43、ocupar un lugar preponderante en el nmero de consultas.Entre las prcticas sociales, la sexualidad humana ha sido caracterizada como la subversin de la sexualidad, desvinculndose de ser nicamente el modo de procrear. Esta independencia de la sexualidad con la procreacin determina la ruptura con las p
44、autas del instinto animal, adquiriendo una gran libertad slo interrumpida por sus luchas con la represin e la misma sexualidad. Este conflicto atrae el inters del psicoanlisis y se constituye en uno de los centros de la investigacin psicoanaltica durante el fin del siglo XIX y casi todo el siglo XX.
45、Si la sexualidad y la represin de la misma, fueron tema de gran inters en el comienzo de la prctica del psicoanlisis, a travs del florecimiento de una sintomatologa frondosa, hoy esta situacin ha cambiado. En las ltimas dcadas la sexualidad sigue ocupando el centro de la escena, pero es exhibida, en
46、 lugar de ser reprimida, mostrando hasta los pliegues ms recnditos de la anatoma y las fantasas, consideradas antes como las ms alocadas. El reclamo por el reconocimiento de la libertad de gozar del modo que ms le guste a cada uno impulsa la creacin de diversos movimientos sociales que convocan mult
47、itudes, proclamando al mismo tiempo, que el modo particular de alcanzar el goce se convierta en lema identitario. Los escritos del Marques de Sade, lejos de ser reprimidos con la crcel, como ocurri con el noble, son exhibidos como programas en las pantallas de difusin pblica y en las computadoras su
48、scitando escasa resistencia. Los cambios en la expresin de la sexualidad tiene tambin consecuencias en la creacin de subjetividad.Nos parece importante incorporar a este conjunto de aspectos de la realidad temas que tienen que ver con la economa y que han tenido mucha repercusin en los medios de dif
49、usin, teniendo tambin importancia para el tema que nos interesa.El proceso de globalizacin de la economa ix comenzado varios aos atrs y que se encuentra todava en curso de desarrollo, condujo a cambios de importancia, no slo por constituir un mercado global sino tambin, en las concepciones personales de tiempo y