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Galeano-LasVenasabiertasdeAmericaLatina.doc

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资源描述

1、.ar LAS VENAS ABIERTAS DE AMRICA LATINAPorEDUARDO GALEANOEduardo Galeano2HistoriaInmediata“. Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez .”(Proclama insurrecional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809).Las venas abiertas de Amrica L.ar 3INTRODUCCIN: CIENTO V

2、EINTE MILLONES DE NIOS EN EL CENTRO DE LA TORMENTALa divisin internacional del trabajo consiste en que unos pases se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos Amrica Latina, fue precoz: se especializ en perder desde los remotos tiempos en que los europeos d

3、el Renacimiento se abalanzaron a travs del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y Amrica Latina perfeccion sus funciones. Este ya no es el reino de las maravillas donde la realidad derrota a la fbula y la imaginacin era humillada por los trofeos de la conquista, los yaci

4、mientos de oro y las montaas de plata. Pero la regin sigue trabajando de sirvienta. Contina existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente de reservas del petrleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el caf, las materias primas y los alimentos con destino a los pases ricos q

5、ue ganan consumindolos, mucho ms de lo que Amrica Latina gana producindolos. Son mucho ms altos los impuestos que cobran los compradores que los precios que reciben los vendedores; y al fin y al cabo, como declar en julio de 1968 Covey T. Oliver, coordinador de la Alianza para el progreso, “hablar d

6、e precios justos en la actualidad es un concepto medieval. Estamos en plena poca de la libre comercializacin.”Cuanta ms libertad se otorga a los negocios, ms crceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios. Nuestros sistemas de inquisidores y verdugos no slo funcionan para el m

7、ercado externo dominante; proporcionan tambin caudalosos manantiales de ganancias que fluyen de los emprstitos y las inversiones extranjeras en los mercados internos dominados. “Se ha odo hablar de concesiones hechas por Amrica latina al capital extranjero, pero no de las concesiones hechas por los

8、Estados Unidos al capital de otros pases . es que nosotros no damos concesiones”, adverta, all por 1913, el presidente norteamericano Woodrow Wilson.l estaba seguro: “Un pas deca- es posedo y dominado por el capital que en l se haya invertido”. Y tena razn. Por el camino hasta perdimos el derecho de

9、 llamarnos americanos, aunque los haitianos y los cubanos ya haban asomado a la historia, como pueblos nuevos, un siglo antes que los peregrinos del Mayflower se establecieran en las costas de Plymouth. Ahora Amrica es, para el mundo, nada ms que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, un

10、a sub Amrica, una Amrica de segunda clase, de nebulosa identificacin.Es Amrica Latina, la regin de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros das, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, ms tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos cent

11、ros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de produccin y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su i

12、ncorporacin al engranaje universal del capitalismo. A cada cual se le ha asignado una funcin, siempre en beneficio del desarrollo de la metrpoli extranjera de turno, y se ha hecho infinita la cadena de las dependencias sucesivas, que tiene mucho ms de dos eslabones, y que por cierto tambin comprende

13、, dentro de Amrica Latina, la opresin de los pases pequeos por sus vecinos mayores y, fronteras adentro de cada pas, la explotacin que las grandes ciudades y los puertos ejercen sobre sus fuentes internas de vveres y mano de obra. (Hace cuatro siglos, ya haban nacido diecisis de las veinte ciudades

14、latinoamericanas ms pobladas de la actualidad).Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de Amrica Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la histor

15、ia del subdesarrollo de Amrica Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implcita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales

16、nativos. En la alquimia colonial y neocolonial, el oro se transfigura en chatarra, y los alimentos se convirtieron en veneno. Eduardo Galeano4Potos, Zacatecas y Oruro Preto cayeron en picada desde la cumbre de los esplendores de los metales preciosos al profundo agujero de los socavones vacos, y la

17、ruina fue el destino de la pampa chilena del salitre y de la selva amaznica del caucho; el nordeste azucarero de Brasil, los bosques argentinos del quebracho o ciertos pueblos petroleros del lago Maracaibo tienen dolorosas razones para creer en la mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga

18、y el imperialismo usurpa. La lluvia que irriga a los centros del poder imperialista ahoga los vastos suburbios del sistema. Del mismo modo, y simtricamente, el bienestar de nuestras clases dominantes dominantes hacia dentro, dominadas desde fuera- es la maldicin de nuestras multitudes condenadas a u

19、na vida d bestias de carga.La brecha se extiende. Hacia mediados del siglo anterior, el nivel de vida de los pases ricos del mundo exceda en un cincuenta por ciento el nivel de los pases pobres. El desarrollo desarrolla la desigualdad: Richard Nixon anunci, en abril de 1969, en discurso ante la OEA,

20、 que a fines del siglo veinte el ingreso per capita en Estados Unidos sera quince veces ms alto que el ingreso en Amrica Latina. La fuerza del conjunto del sistema imperialista descansa en la necesaria desigualdad de las partes que lo forman, y esa desigualdad asume magnitudes cada vez ms dramticas.

21、 Los pases opresores se hacen cada vez ms ricos en trminos absolutos, pero mucho ms en trminos relativos, por el dinamismo de la disparidad creciente. El capitalismo central puede darse el lujo de crear y creer sus propios mitos de opulencia, pero los mitos nos se comen, y bien lo saben los pases po

22、bres que constituyen el basto capitalismo perifrico. El ingreso promedio de un ciudadano norteamericano es siete veces mayor que el de un latinoamericano y aumenta a un ritmo diez veces ms intenso. Y los promedios engaan, por los insondables abismos que se abren, al sur del ro Bravo, entre los mucho

23、s pobres y los pocos ricos de la regin. En la cspide, en efecto, seis millones de latinoamericanos acaparan, segn las Naciones Unidas, el mismo ingreso que ciento cuarenta millones de personas ubicadas en la base de la pirmide social. Hay sesenta millones de campesinos cuya fortuna asciende a veinti

24、cinco centavos de dlar por da; en el otro extremo los proxenetas de la desdicha se dan el lujo de acumular cinco millones de dlares en sus cuentas privadas de Suiza o Estados Unidos, y derrochan en la ostentacin y el lujo estril ofensa y desafo y en las inversin total, los capitales que Amrica Latin

25、a podra destinar a la reposicin, ampliacin y creacin de fuentes de produccin y trabajo. Incorporadas desde siempre a la constelacin del poder imperialista, nuestras clases dominantes no tienen el menor inters en averiguar si el patriotismo podra resultar ms rentable que la traicin o si la mendicidad

26、 es la nica forma posible de la poltica internacional. Se hipoteca la soberana porque “no hay otro camino”; las coartadas de la oligarqua confunden interesadamente la impotencia de una clase social con el presunto vaco de destino de cada nacin.Josu de Castro declara: “Yo, que he recibido un premio i

27、nternacional de la paz, pienso que, infelizmente, no hay otra solucin que la violencia para Amrica Latina”.Ciento veinte millones de nios se agitan en el centro de esta tormenta. La poblacin de Amrica latina crece como ninguna otra; en medio siglo se triplic con creces. Cada minuto muere un nio de e

28、nfermedad o hambre, pero en el ao 2000 habr seiscientos cincuenta millones de latinoamericanos, y la mitad tendr menos de quince aos de edad: una bomba de tiempo. Entre los doscientos ochenta millones de latinoamericanos que hay, a fines de 1970, cincuenta millones de desocupados o sub ocupados y ce

29、rca de cien millones de analfabetos; la mitad de los latinoamericanos vive apiados en viviendas insalubres. Los tres mayores mercados de Amrica Latina Argentina, Brasil y Mxico no alcanzan a igualar, sumados, la capacidad de consumo de Francia o de Alemania occidental, aunque la poblacin reunida de

30、nuestros tres grandes excede largamente a la de cualquier pas europeo. Amrica Latina produce hoy da, en relacin con la poblacin, menos alimentos que antes de la ltima guerra mundial, y sus exportaciones per capita han disminuido tres veces, a precios constantes, desde la vspera de la crisis de 1929.

31、 El sistema es muy racional desde el punto de vista de sus dueos extranjeros y de nuestra burguesa de comisionistas, que ha vendido el alma al Diablo a un precio que hubiera avergonzado a Fausto. Pero el sistema es tan irracional para todos los dems que cuanto ms se desarrolla ms agudiza sus desequi

32、librios y sus tensiones, sus contradicciones ardientes. Hasta la industrializacin, dependiente y tarda, que cmodamente coexiste con el latifundio y las estructuras de la desigualdad, contribuye a sembrar la desocupacin en vez de ayudar a resolverla. Las venas abiertas de Amrica L.ar 5Se extiende la

33、pobreza y se concentra la riqueza en esta regin que cuenta con inmensas legiones de brazos cados que se multiplican sin descanso. Nuevas fbricas se instalan en los polos privilegiados de desarrollo -Sao Paulo, Buenos Aires, la ciudad de Mxico- pero menos mano de obra se necesita cada vez. El sistema

34、 no ha previsto esta pequea molestia: lo que sobra es gente. Y la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y sin precauciones. Cada vez queda ms gente a la vera del camino, sin trabajo en el campo, donde el latifundio reina con sus gigantescos eriales, y sin trabajo en la ciudad, donde rei

35、nan las mquinas: el sistema vomita hombres. Las misiones norteamericanas esterilizan masivamente mujeres y siembran pldoras, diafragmas, espirales, preservativos y almanaques marcados, pero cosechan nios; porfiadamente, los nios latinoamericanos continan naciendo, reivindicando su derecho natural a

36、obtener un sitio bajo el sol en estas tierras esplndidas que podran brindar a todos lo que a casi todos niegan.A principios de noviembre de 1968, Richard Nixon comprob en voz alta que la Alianza para el Progreso haba cumplido siete aos de vida y, sin embargo, se haban agravado la desnutricin y la es

37、casez de alimentos en Amrica Latina. Pocos meses antes, en abril, George W. Ball escriba en Life: Por lo menos durante las prximas dcadas, el descontento de las naciones ms pobres no significar una amenaza de destruccin del mundo. Por vergonzoso que sea, el mundo ha vivido, durante generaciones, dos

38、 tercios pobre y un tercio rico. Por injusto que sea, es limitado el poder de los pases pobres. Ball haba encabezado la delegacin de los Estados Unidos a la Primera Conferencia de Comercio y Desarrollo en Ginebra, y haba votado contra nueve de los doce principios generales aprobados por la conferenc

39、ia con el fin de aliviar las desventajas de los pases subdesarrollados en el comercio internacional. Son secretas las matanzas de la miseria en Amrica Latina; cada ao estallan, silenciosamente, sin estrpito alguno, tres bombas de Hiroshima sobre estos pueblos que tienen la costumbre de sufrir con lo

40、s dientes apretados. Esta violencia sistemtica, no aparente pero real, va en aumento: sus crmenes no se difunden en la crnica roja, sino en las estadsticas de la FAO. Ball dice que la impunidad es todava posible, porque los pobres no pueden desencadenar la guerra mundial, pero el Imperio se preocupa

41、: incapaz de multiplicar los panes, hace lo posible por suprimir a los comensales.Combata la pobreza, mate a un mendigo!, garabate un maestro del humor negro sobre un muro de la ciudad de La Paz. Qu se proponen los herederos de Malthus sino matar a todos los prximos mendigos antes de que nazcan? Rob

42、ert McNamara, el presidente del Banco Mundial que haba sido presidente de la Ford y Secretario de Defensa, afirma que la explosin demogrfica constituye el mayor obstculo para el progreso de Amrica Latina y anuncia que el Banco Mundial otorgar prioridad, en sus prstamos, a los pases que apliquen plan

43、es para el control de la natalidad. McNamara comprueba con lstima que los cerebros de los pobres piensan un veinticinco por ciento menos, y los tecncratas del Banco Mundial (que ya nacieron) hacen zumbar las computadoras y generan complicadsimos trabalenguas sobre las ventajas de no nacer: Si un pas

44、 en desarrollo que tiene una renta media per capita de 150 a 200 dlares anuales logra reducir su fertilidad en un 50 por ciento en un perodo de 25 aos, al cabo de 30 aos su renta per capita ser superior por lo menos en un 40 por ciento al nivel que hubiera alcanzado de lo contrario, y dos veces ms e

45、levada al cabo de 60 aos, asegura uno de los documentos del organismo. Se ha hecho clebre la frase de Lyndon Johnson: Cinco dlares invertidos contra el crecimiento de la poblacin son ms eficaces que den dlares invertidos en el crecimiento econmico. Dwight Eisenhower pronostic que si los habitantes d

46、e la tierra seguan multiplicndose al mismo ritmo no slo se agudizara el peligro de la revolucin, sino que adems se producira una degradacin del nivel de vida de todos los pueblos, el nuestro inclusive.Los Estados Unidos no sufren, fronteras adentro, el problema de la explosin de la natalidad, pero s

47、e preocupan como nadie por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la planificacin familiar. No slo el gobierno; tambin Rockefeller y la Fundacin Ford padecen pesadillas con millones de nios que avanzan, como langostas, desde los horizontes del Tercer Mundo. Platn y Aristteles se haban

48、ocupado del tema antes que Malthus y McNamara; sin embargo, en nuestros tiempos, toda esta ofensiva universal cumple una funcin bien definida: se propone justificar la muy desigual distribucin de la renta entre los pases y entre las clases sociales, convencer a los pobres de que la pobreza es el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al avance de la furia de las masas en movimiento y rebelin. Eduardo Galeano6Los dispositivos intrauterinos compiten con las bombas y la metralla, en el sudeste asitico, en el esfuerzo por detener el crecimiento de la pobla

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